- Enano de la venta, que a los niños aspavienta, (El)
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Se dice en menosprecio de los bravucones, siempre menos temibles de lo que pretenden demostrar. Como aquel, que desde el altillo de un mesón asomaba su gran cabeza y amedrentaba así a los camorristas: «¡Si voy...! ¡Si salgo...!» Hasta que un día, obligado por otro valentón, hubo de mostrarse entero y resultó no ser sino un enano cabezudo.
Diccionario de dichos y refranes. 2000.